Bienvenidos de nuevo!!
Y para que no se nos haga pesado volver a nuestros puestos de trabajo y rutina, nada mejor que un poco de sano ejercicio.
Que además parece que previene el envejecimiento prematuro.
Vamos vamos!!
Moverse, el secreto antienvejecimiento
Dicen que sentarse es el nuevo mal hábito de nuestra época, en inglés queda mejor: Sitting is the New Smoking, que se tiene una tradución muy extraña: algo así como: sentarse es el nuevo ‘fumar’, y que pone de manifiesto que el sedentarismo actual está perjudicando tanto nuestra salud y acortando los años de la vida como el tabaco.
Cada vez hay más estudios que demuestran la relación entre el sedentarismo, o las horas que pasamos sentados o tumbados en un sofá sin dormir, y los problemas de salud varios, desde la obesidad y el sobrepeso y diabetes con los problemas cardiovasculares y el envejecimiento prematuro.
Un nuevo estudio observacional da más pruebas de la importancia de hacer actividad física para reducir el riesgo de muerte prematura en las personas mayores y de mediana edad.
Este estudio además ha puesto de manifiesto que da igual la intensidad a la que hagamos actividad física, movernos es lo que importa a la hora de alargar los años de vida, especialmente en las personas más mayores.
Los resultados también muestran que ser sedentario, por ejemplo, permanecer sentado, durante 9,5 horas o más al día (excluyendo el tiempo de sueño) se asocia con un mayor riesgo de muerte.
Los expertos recomiendan al menos 150 minutos de intensidad moderada o 75 minutos de actividad física vigorosa cada semana, pero estas recomendaciones son bastante imprecisas y no se adaptan bien a cada persona y situación, por eso este estudio es importante, porque ha encontrado que da igual que tipo de actividad física, o a qué intensidad se haga, mientras nos movamos, sea andando despacio, rápido, corriendo, bailando, limpiando o haciendo ejercicio en casa, se puede conseguir reducir el riesgo de merte prematura.
El estudio ha sido publicado en la revista BMJ, y ha sido realizado por investigadores dirigidos por el profesor Ulf Ekelund de la Escuela Noruega de Ciencias del Deporte en Oslo, se basa en estudios observacionales que evaluaban la actividad física y el tiempo sedentario con la muerte.
Se utilizaron acelerómetros, dispositivos portátiles que miden el volumen y la intensidad de la actividad durante las horas de vigilia, (como las pulseras de actividad) para medir la actividad total por minuto (cpm) y el tiempo.
La intensidad se dividió en: ligera, moderada y vigorosa, y luego se estimó el tiempo utilizado en estas intensidades.
- Como actividad de intensidad ligera se midió caminar lentamente, o tareas ligeras como cocinar o lavar platos.
- La actividad moderada correspondía a caminar rápido, pasar la aspiradora o cortar el césped.
- La actividad intensa equivalía a correr, cargar cargas pesadas o cavar.
En el estudio observacional se analizaron los datos de 8 estudios con 36.383 adultos de al menos 40 años (edad promedio 62). Los niveles de actividad se clasificaron en trimestres, de menos a más activos, y se realizó un seguimiento de los participantes durante un promedio de 5,8 años.
Durante el seguimiento, 2.149 (5,9%) participantes murieron. Después de ajustar por factores potencialmente influyentes, los investigadores encontraron que:
> Cualquier nivel de actividad física, independientemente de la intensidad, se asocia a un riesgo sustancialmente menor de muerte.
La mortalidad disminuyó bastante a medida que aumentaba la actividad total hasta llegar a un nivel de 300 cpm, similar a los niveles de actividad media de la población de hombres de EE. UU. Y de alrededor de 10-15% menor que la observada en hombres y mujeres escandinavos, que son más activos que los estadounidenses.
Una disminución similar en la mortalidad apareció al aumentar la duración de los niveles de actividad física ligera, hasta llegar a 300 minutos/día (equivalente a 5 horas), y los niveles de actividad física de intensidad moderada en unos 24 minutos por día.
La mayor reducción en el riesgo de muerte, de aproximadamente 60-70%, apareció entre el primer trimestre (menos activo) y el cuarto (más activo), con aproximadamente 5 veces más muertes en aquellos que estaban inactivos en comparación con los más activos.
Esto fortalece la opinión de que cualquier actividad física es beneficiosa y probablemente alcanzable para grandes segmentos de la población, dicen los investigadores.
Por el contrario, pasar 9,5 horas sentados cada día se asoció con un mayor riesgo de muerte estadísticamente significativo.
La conclusión de los autores del estudio es clara:
«Los niveles más altos de actividad física total, a cualquier intensidad, y de menos tiempo de sedentarismo, se asocian con un riesgo sustancialmente reducido de mortalidad prematura en adultos de mediana edad y mayores.»
Y recomiendan que:
«Basta caminar para realizar una actividad física ligera de forma simple y gratuita y que se puede hacer a cualquier edad y con cualquier nivel de condición física.»
«Cualquier tipo de actividad física, realizada en casa o en el exterior, ayuda a reducir el tiempo sedentario y a reducir el riesgo de muerte prematura en las personas mayores y de mediana edad.»
Fuente Bibliográfica:
Ulf Ekelund, Jakob Tarp, Jostein Steene-Johannessen, Bjørge H Hansen, Barbara Jefferis, Morten W Fagerland, Peter Whincup, Keith M Diaz, Steven P Hooker, Ariel Chernofsky, Martin G Larson, Nicole Spartano, Ramachandran S Vasan, Ing-Mari Dohrn, Maria Hagströmer, Charlotte Edwardson, Thomas Yates, Eric Shiroma, Sigmund A Anderssen, I-Min Lee. Dose-response associations between accelerometry measured physical activity and sedentary time and all cause mortality: systematic review and harmonised meta-analysis. BMJ, 2019; l4570 DOI: 10.1136/bmj.l4570