Intentemos evitar los rebrotes del coronavirus: las 10 normas en los reencuentros veraniegos

Intentemos evitar los rebrotes del coronavirus: las 10 normas en los reencuentros veraniegos

En vista de como estamos con esto del desconfinamiento y los nuevos rebrotes hemos de ser conscientes de la peligrosidad de relajar las normas ante el coronavirus.
Por eso, y sin ser pájaro de mal agüero, compartimos unas 10 normas, actitudes, comportamientos necesarias para que esto no se nos vaya de madre.
Vamossss!!!!

 

Las 10 normas anti-rebrotes en los reencuentros

El fantasma del desconfinamiento está siendo el aislamiento al que se está sometiendo a comunidades que se han contagiado durante el desarrollo de actividades sociales.

Tras haber superado con solvencia la fase de confinamiento, ahora planea sobre muchos el temor a contagiarse en plena recuperación de las actividades cotidianas. La debilitación del virus SARS CoV2 que se esperaba con la llegada de las altas temperaturas del verano ha sido insuficiente como para eliminarlo de nuestra sociedad, por lo que debemos prestar mucha atención a nuestros movimientos y acciones, para conseguir normalizar nuestro día a día, sin miedo a contagiarnos.

Que viene el lobo

Las autoridades sanitarias son las responsables finales de elaborar los mensajes que servirán para la concienciación global y, pecando de cautos, generalizan ciertas conductas erróneas que debemos aplicarlas a un contexto muy determinado, sin que por ello debamos bajar la guardia actuando de manera muy responsable y aplicando todas las medidas de protección que estén a nuestro alcance.

Evitar espacios cerrados y muy concurridos es de vital importancia

La mayoría de los nuevos brotes (más del 90%) que se han producido desde que se pasó a la fase denominada “Nueva Normalidad” han tenido lugar en espacios cerrados donde, además, había causas concurrentes: hacinamiento, nula ventilación desde el exterior, climatización recirculante y ausencia de medidas de autoprotección. Los ejemplos podemos descubrirlos en cualquier informativo: barracones y naves industriales con trabajadores aglomerados, discotecas, fiestas familiares, comidas en locales cerrados, autocares…

Con esto no queremos quitarle un ápice de importancia a lo que puede suceder en lugares al aire libre cuando existe una gran concurrencia de personas, de manera especial si no utilizan medidas de protección (mascarillas, desinfección de manos, no respetar la distancia de seguridad…), pero hay que ser realistas y adjudicar el mayor índice de peligrosidad a los ambientes confinados.

Al alcance de nuestra mano

Los responsables sanitarios y la mayoría de los gobernantes lo han dicho hasta la saciedad: debemos aprender a convivir con este coronavirus hasta que se consiga la ansiada inmunidad de grupo, o bien con la aparición de una vacuna o con tratamientos más específicos, cuando se pueda bajar la guardia. La “auto” inmunidad lograda mediante anticuerpos en la población tras haber superado la infección es un método demasiado lento y que, en caso de pretenderse, deja por el camino demasiadas desgracias sociales.

Los nuevos rebrotes (más del 90%) se han producido en espacios cerrados.

En el ámbito laboral recae en las empresas el facilitar espacios adecuados para poder trabajar con las mínimas garantías sanitarias, lo mismo que en el transporte comunitario y en la administración deben asumir su propia responsabilidad y proteger a la población con medidas y actuaciones muy concretas, pero hay una parte muy importante de nuestra cotidianeidad en la que somos los únicos responsables de protegernos y, sobre todo, proteger a los demás.

Al exterior y con distancia de seguridad mínima de 1,5 metros

Los reencuentros

Dando por sentado que ya hemos aplicado todas las medidas domésticas para disponer de un entorno familiar seguro, nos encontramos con la necesidad de volver a contactar o a convivir con las personas de nuestro círculo más próximo. Somos latinos vocacionales y las reuniones, comidas y celebraciones están grabadas a fuego en nuestro ADN, por lo que será en este entorno donde debamos aplicar algunas medidas extraordinarias para que la celebración de reuniones con amigos y familiares, aniversarios, bodas… discurran con la mayor seguridad posible.

Estas deberían ser las normas para actuar en este tipo de eventos sociales:

1. Las reuniones mejor al aire libre

En un espacio cerrado existen 20 veces más posibilidades de contagiarse que en un espacio abierto. Terrazas, jardines, playas, montaña… son los lugares más adecuados para los reencuentros.

Los espacios cerrados son los más peligrosos

2. Reuniones en casas particulares

El aforo debe ser limitado y la ventilación exterior permanente. Los aires acondicionados no son una buena solución, porque permiten la recirculación de masas de aire contaminado y no disponen de capacidad para filtrar las partículas del tamaño de un virus.

3. Desinfección de manos, imprescindible

Como resultará inevitable tocar y compartir cualquier tipo de objetos, desde un teléfono móvil para visionar unas fotos, hasta una paleta para servir comida, tendremos la precaución de desinfectar siempre las manos antes y después de hacerlo. De esta manera evitaremos contaminar cualquier utensilio en caso de que estemos contagiados e impediremos contagiar nuestras manos con microorganismos patógenos tras haber compartido objetos comunes.

4. Abrazos y besos

Un gesto que deberemos evitar para garantizar nuestra seguridad

En un futuro que todos esperamos sea cercano, podremos volver a demostrar nuestro cariño y empatía con este tipo de gestos: por el momento es una de las acciones más peligrosas que podemos llevar a cabo frente a una persona de la que desconozcamos su estado real de contagio. Es el momento de cultivar el lenguaje y los gestos corporales para compartir momentos de fraternidad; el contacto físico hay que evitarlo a toda costa.

5. La mascarilla nuestra aliada

Si desde aquel 14 de marzo hubiera sido obligatorio el uso de mascarillas en espacios concurridos… Es nuestro principal método de protección, hacia los demás y hacia nosotros. Se trata de una barrera física real, eficaz y fácil de utilizar. Incluso aunque se pueda permanecer a más de 2 metros de distancia de nuestro interlocutor, deberíamos utilizarla para garantizar al 100% nuestra seguridad.

¡MUY IMPORTANTE! La mascarilla nunca se deja en la mesa, ya que la podría contaminar o, lo que es peor: contaminarse. Lo ideal es llevar un sobre de papel donde la guardaremos mientras estemos ingiriendo alimentos o bebidas.

6. Cambia el protocolo en la mesa

  • Deberán ser solo unas personas determinadas las que monten y desmonten las mesas de comida que, previamente, se habrán desinfectado las manos y acudirán con mascarilla para realizar esta labor. Es la garantía para que la mesa, una vez montada, sea totalmente aséptica.
  • No se pasan bandejas, ni pan, ni bebidas. Cada comensal es responsable de los alimentos que ingerirá, aunque necesite levantarse varias veces para avituallar el plato o vaso.
  • Raciones individuales. Lo ideal es que los platos salgan ya preparados de la cocina y no existan recipientes con comida para compartir. En caso de ensaladas, salsas o cualquier tipo de guarnición de uso común, se servirán con una paleta, cazo o espátula que sólo cogeremos al habernos desinfectado las manos, volviéndonos a desinfectar al terminar la maniobra.
  • Los cubiertos son personales, ningún tenedor, cuchara o cuchillo que haya estado dentro de nuestra boca se meterá en una bandeja, cazuela o ensaladera donde haya viandas comunes. Para eso estarán los cubiertos de servicio genérico (pinzas, paletas…) que utilizaremos con las manos desinfectadas.

7. Bebidas individuales

Si no se está siguiendo un cierto rigor en la mesa (servicio de camareros…) es interesante poner una etiqueta o utilizar un rotulador de tinta permanente para identificar los vasos y copas.

8. Entre plato y plato

El lugar donde vamos a estar más cerca de nuestros acompañantes será en la mesa: los tiempos muertos entre platos y la espera a los postres o el café, los haremos con la mascarilla puesta. Posiblemente este será el momento de la reunión donde estemos a una menor distancia del resto de asistentes.

9. Un elemento nuevo en la mesa

Si disponemos de uno o varios envases de desinfectante hidroalcohólico sobre la mesa, será mucho más sencillo y natural que todos podamos tener las manos perfectamente desinfectadas en todo momento: ha pasado a ser tan imprescindible como antes lo eran la sal y el vinagre en el centro de la mesa.

10. Fumadores fuera

Evitar rebrotes en los reencuentros

Ya está demostrado, con datos científicos, que tanto en el humo del tabaco, como en el vapor de los cigarrillos electrónicos, puede haber una cantidad importante de virus en suspensión de esas masas de aire caliente (gotitas de Flügge) procedentes de la exhalación que haya podido realizar un fumador. Por lo tanto los fumadores deberán aislarse del grupo mientras enciendan un cigarrillo o disfruten del vapeo.

Y si no hubiera sido suficiente…

El virus causante del COVID-19, por el momento, ha demostrado ser más listo que nosotros y, como no podemos desafiarle, debemos aprender a mantenerlo aislado. Con todas estas pautas que hemos comentado nuestro grado de protección será máximo pero, de manera especial si algún participante en uno de estos encuentros no es lo suficientemente responsable, puede haber fracturas en la cadena de seguridad y, en el hipotético caso de que existan partículas del virus en el entorno, podría llegar hasta los demás.

Una infección por coronavirus alcanza el mayor grado de peligrosidad cuando el contagio se produce con una carga viral muy alta (miles de partículas concentradas en un mínimo espacio): habiendo tomado todas estas medidas de seguridad, en caso de que pudiera surgir un contagio cruzado por un descuido, este sería con una carga viral muy baja y produciría una infección mínima o incluso irrelevante. Algo que no debe llevarnos a bajar la guardia.

¡Feliz verano y felices celebraciones!, pero con sensatez y seguridad
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