Pues eso digo yo. Y es más, ¿cuando el jamón serrano que es cerdo ha sido malo? Que no me toquen el jamón serrano!
Nada, hay que contextualizar y sobre todo, cuantos menos alimentos procesados mejor…me repito, no?
Ale, buen finde!
Las grasas que han sido siempre el enemigo de las dietas o la salud ya no lo son y muchos otros alimentos que nos dijeron que eran “malos” ahora son “buenos”. Nadie parece ponerse de acuerdo en temas de nutrición, ¿por qué hay estos cambios de dirección y quién decide qué alimento son “malos” o cuáles “buenos” en cada momento?
A continuación, intentaremos analizar un poco este tema para dar respuesta a los diversos interrogantes que surgen cuando hablamos de alimentos “buenos” o “malos” para el organismo.
Como ha sucedido con las grasas, antes demonizadas y hoy ya más aceptadas o incluso, recomendadas en una dieta saludable, hay muchos alimentos que han cambiado de reputación con el paso de los años, dejando de ser “buenos” para ser “malos” o por el contrario, de ser enemigos a ser aliados de la salud del organismo.
Algunos ejemplos de alimentos antes “malos” y hoy “buenos son:
Alimentos antes buenos pero ahora no tanto:
Es claro que son muchos los alimentos que han cambiado de reputación con el paso del tiempo y que no hacen más que confundir al consumidor o volverlo más desconfiado ante los consejos nutricionales actuales.
El cambio en la reputación de diferentes alimentos puede deberse en gran medida a la ciencia, pues existe cierta controversia real en los resultados que arrojan diferentes estudios.
Asimismo, podríamos encontrar estudios influenciados por el vínculo entre una sociedad científica y una industria o investigaciones financiadas por reconocidas y grandes marcas comerciales que por supuesto, arriban a conclusiones cuestionables.
Por otro lado, recibimos consejos de diferentes profesionales de la salud, con intereses, conocimientos y valores distintos lo cual, puede dar origen a cambios muy rotundos acerca de los alimentos “buenos” o “malos” para el organismo. Por ejemplo: un profesional desactualizado o vegano al extremo, puede condicionar la reputación de un alimento.
QUIZÁ SEA MOMENTO DE DEJAR DE CATALOGAR A LOS ALIMENTOS COMO “BUENOS” O “MALOS” Y COMENZAR A VER EL CONTEXTO, EL TODO.
Igualmente, los extremismos o fanatismos que abundan hoy en día pueden ser causa de la gran confusión que existe o de los cambios de dirección acerca de un alimento.
Aunque puede haber un debate científico real acerca de las propiedades de un alimento, la clave es no caer en extremos, ya que mucho radica en ver las cantidades o el todo en la vida que llevamos. Por ejemplo, si somos sedentarios, fumamos y comemos todos los días en un fast food, claramente el chocolate no va a beneficiarnos tampoco, mientras que podría ser nada perjudicial comernos 5 huevos diarios si somos físicamente activos, a diario comemos cantidad de frutas y verduras, no fumamos y estamos intentando reducir las carnes en la dieta.
Es decir, quizá sea momento de ver los alimentos en su contexto, en un marco alimentario entero y no catalogarlos como “buenos” o “malos” sino como recomendables o no en determinadas condiciones y bajo algunas características que variarán acorde a cada persona.
Bibliografía consultada | Nutrition Bulletin, Volume 34, Issue 1 March 2009, Pages 66–70; Metabolism Clinical and Experimental, July 1965, Volume 14, Issue 7, Pages 759–765; Heart 2015;101:20 1686Published Online First: 7 July 2015 doi:10.1136/heartjnl-2015-308288; Arch Intern Med. 2012;172(6):519-521, doi:10.1001/archinternmed.2011.2100.
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