Como hemos de asumir sí o sí que nos vamos a dar unos cuantos atracones de comida estas navidades(y las pasadas y futuras), nunca está de más recordar algunos sencillos trucos para que, al menos, no vayamos desprevenidos.
Ahí van 7 consejillos útiles y valiosos!
No vamos a fingir que esto no pasa, llega la Navidad, por todas partes hay mucha comida, entrantes deliciosos, queso, embutido, canapés, marisco, carne, pescado, turrón, polvorones e innumerables dulces. Llegamos pensando que no vamos a excedernos comiendo y que en cuanto estemos llenos pararemos, pero a la hora de la verdad todo tiene buena pinta y queremos probarlo. Para cuando terminamos con los entrantes ya estamos llenos, ¿pero cómo vamos a no probar lo que queda?
A esto se le añade el consumo de alcohol que, en cenas familiares o de empresa, no tiende a ser precisamente moderado. Para cuando nos damos cuenta estamos empachadísimos del atracón que nos hemos dado. Nos juramos que no volveremos a hacerlo, pero en un par de días tenemos otra cena, y además, después de Navidad viene Nochevieja. Este año, sin embargo, tenemos la oportunidad de hacer las cosas de una manera diferente. Para ello podemos hacer uso de estos siete trucos que nos ayudarán a evitar los atracones de Navidad.
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Comer despacio
No sé si esto le pasa a todo el mundo, pero a mí personalmente me encanta comer y cuando veo tanta comida delante de mí – con tan buena pinta – me entra el ansía y lo quiero probar todo. Esto hace que a veces comamos mucho más rápido de lo habitual, por el deseo de probarlo todo. Lo primero que ocurre comiendo tan rápido es que no masticamos la comida adecuadamente, lo que afectará a nuestra digestión. Lo segundo es que para cuando llega la señal de saciedad ya nos hemos comido media mesa.
Si comemos despacio seremos más conscientes de las señales de saciedad que nos manda nuestro cuerpo y podremos parar cuando estemos llenos, sin habernos pasado con la comida. Además, nos permitirá saborearla y disfrutarla todavía más. No pasa nada si nos quedamos sin probar algo, hay muchos días de fiesta para aprovechar y comer lo que no probamos el día anterior.
Ojo con el alcohol
Uno de los efectos más conocidos del alcohol es su efecto desinhibidor. Esto no solo significa que pensamos menos lo que decimos, sino también lo que hacemos, incluyendo lo que comemos. Cuanto más bebamos menos control tendremos de lo que estamos comiendo y, además, no prestaremos tanta antención a las señales de saciedad.
El comer sin conciencia de las cantidades que estamos ingiriendo puede provocar que comamos mucho más de lo que comeríamos si estuviéramos siendo conscientes y puede desencadenar en un atracón navideño de los que hacen historia. Por ello – y por nuestra saludad y la resaca del día siguiente – es recomendable que vigilemos la cantidad de alcohol que consumimos.
No te saltes comidas
Saltarse comidas no es buena, ni para compensar lo que vayas a comer en otros momentos, ni para hacer hueco para comidas copiosas. Lo más probable, si no estás acostumbrado – otra cosa es que hagas ayunos intermitentes controlados – es que si te saltas una comida por «hacer hueco» o por compensar, llegues a la siguiente comida muerto de hambre y deseando comerte todo lo que te pongan por delante.
Pequeñas cantidades
La realidad es que en la mayoría de casas – y en las cenas de empresa y amigos – durante la Navidad se pone mucha comida en la mesa y es casi imposible que nos quedemos con hambre. Sabiendo eso, es buena idea que intentemos consumir pequeñas cantidades de cada cosa en vez de empezar comiendo mucho de los primeros platos. Esta tendencia provoca que cuando llegamos a los últimos platos estemos muy llenos y en los postres ya no podamos más.
Si, por el contrario desde los primeros entrantes consumimos pequeñas cantidades de cada cosa, no solo podremos probarlo todo, sino que llegaremos al final de la cena sin sentirnos embotados e incapaces de dar ni un solo paso.
Beber agua
Consumir agua antes, durante y después de la cena es una buena idea. No solo porque nos ayudará a recibir las señales de saciedad que nos avisarán de cuando ya hemos comido suficiente, sino también porque facilitará la digestión. De esta manera las digestiones serán menos pesadas y más cómodas.
Presta atención
Con toda nuestra familia o amigos alrededor, hablando, riendo y comiendo, la verdad es que cuesta un poco más prestar atención a lo que estamos comiendo. Estamos más distraídos y casi comemos por inercia. Evidentemente, lo más importante estas fechas es que disfrutemos y nos lo pasemos bien. sin embargo, si queremos evitar los atracones y encontrarnos fatal después, es buena idea prestar cierta atención a lo que estamos comiendo.
Cuando estamos distraídos comemos más que habitualmente y lo hacemos sin darnos cuenta, por lo que no sabremos hasta qué punto hemos ingerido comida hasta que sea demasiado tarde. Si dedicamos un ratito a prestar atención a lo que comemos, a servirnos nosotros mismos y tener claro cuánta cantidad de cada cosa nos hemos echado, podremos evitarnos algunos empachos.
Aceptar que vamos a comer más
En algunas ocasiones, especialmente si estamos a dieta, nos preocupamos de manera excesiva por todo lo que vamos a comer durante los días de Navidad y lo kilos que vamos a engordar. Esto nos puede generar una preocupación y un estrés completamente innecesario que puede acabar en forma de atracón a la primera oportunidad.
Por ello, lo ideal es que hagamos las paces con el hecho de que durante estas fiestas vamos a comer más y no pasa nada. Se tratan de unas fiestas destinadas a disfrutar con nuestra familia y seres queridos y es en eso en lo que nos tenemos que centrar. También nos ayudará recordar que el fin no es perder kilos, sino ganar salud. Si sabemos que el resto del año seguimos un estilo de vida saludable, comemos bien para cuidar nuestro organismo y hacemos deporte, no pasa nada porque estos días nos pasemos un poco más.