Meses después de la emergencia sanitaria del COVID-19, hay más de 20 millones de personas contagiadas y se considera que se han recuperado alrededor de 12 millones de personas. La pregunta correcta es: ¿se han curado al 100%?
Noemos que la respuesta es no.
Hay multitud de pacientes que tienen secuelas severas tras haber superado el coronavirus.
En España seguimos unas directrices del Gobierno Central para la aplicación óptima del tratamiento, que han demostrado la mayor efectividad. A finales de febrero, el Dr. Zhong Yangling, director de la Unidad de Medicina Hiperbárica en el Yangtze River Shipping General Hospital en Wuhan, describió 5 casos de infección pulmonar grave por COVID-19 que mejoraron gracias al tratamiento con oxigenación.
Cómo actúa el Covid-19
La hipoxemia progresiva es la principal causa de deterioro en pacientes con COVID-19.
Existen varias teorías del origen de dicha hipoxemia pero aún hay muchas incógnitas sobre cómo causa el coronavirus hipoxia.
Cuando el germen se establece en suficientes células, la batalla subsiguiente entre la respuesta inmunitaria del cuerpo y el virus provoca un torrente de daños como por ejemplo inflamación de los tejidos que rodean los alvéolos disminuyendo la difusión de oxígeno al torrente sanguíneo.
Otra teoría es que esto desencadene en una microtrombosis que generaría una alteración en la difusión de oxígeno.
De acuerdo con esto, la oxigenación hiperbárica se ha postulado en los estudios realizados internalizados como un tratamiento coadyuvante para los pacientes con infección severa por SARS-COV2.
Sin embargo, los pacientes que han pasado y se han recuperado de una infección no grave por coronavirus a menudo, experimentan síntomas como por ejemplo sensación de falta de aire, cansancio, dolor y debilidad muscular, hiperglucemia, neumonía severa, problemas cardiovasculares e insuficiencia renal, anemia severa, entre otras secuelas.